Hace unos años la domótica era la palabra de moda entre los amantes de los avances tecnológicos. Hoy en día es verdad que no se oye tan a menudo, pero esta ciencia está muy presente entre los expertos en tecnología, y cada vez más se presentan últimas técnicas aplicadas a sectores muy concretos.
Empecemos por aclarar que la definición de domótica es ‘la gestión automatizada de aparatos e instalaciones en viviendas y edificios’. Estas técnicas se aplican a la energía eléctrica, los servicios del hogar (calefacción, refrigeración…), la seguridad y las comunicaciones, como el teléfono, la televisión o los sistema de audio.
La evolución de la tecnología en los últimos años ha posibilitado que éstas aplicaciones sean económicamente más accesibles, y que incluso se integren en las normas de edificación.
Existen sistemas domóticosde calefacción eléctrica centralizada que pueden activarse sólo con el mando de la calefacción, sin tener que modificar la instalación eléctrica de la casa y consiguiendo sacar la mayor rentabilidad a la calefacción. Con esta instalación, se permite dominar el funcionamiento de cada uno de los radiadores a distancia, creando incluso zonas independientes de calor.
Las personas que tienen problemas de movilidad también encuentran en los sistemas de domótica una buena opción para mejorar su calidad de vida y su autonomía. Gracias a la instalación de este tipo de tecnologías pueden llevar a cabo actividades cotidianas, usando un simple comando de voz. Con ello ya no tienen que moverse para hacer actividades del día a día como encender la luz, conectar electrodomésticos o subir las persianas. Todo ello sin necesidad de aprender sistemas de manejo complicados ni de tener que acarrear con aparatos complicados.
Si nos planteamos instalar en nuestra casa un sistema de domótica inteligente debemos tener en cuenta que requiere de diversos dispositivos:
El controlador, que es el que gestiona el sistema porque tiene todos los dispositivos de usuario que se necesitan para presentar los resultados.
El actuador, aquel que tiene la capacidad de recibir la orden que le envía el controlador y llevar a cabo la acción requerida.
El sensor, un interfaz que monitoriza el lugar para generar información que será registrada por el controlador como, por ejemplo, activar un interruptor.