Esquemas de control domótico de la calefacción
Un nuevo mes ha pasado y poco a poco nos acercamos al invierno. Muchos propietarios comienzan a pensar en la calefacción, los mantenimientos pendientes y los cambios que pretendían hacer el año pasado y hay que retomar este año.
Una de las necesidades que propiciaron la aparición de la domótica fue el hecho de controlar al nivel más efectivo las instalaciones de calefacción. De hecho, algunos fabricantes de domótica están especializados en termostatos y sistemas de regulación de producción de calor y dedican una parte del esfuerzo a hacer que estos equipos sean compatibles con los diferentes estándares de comunicación (KNX, Bacnet, Lonworks, Modbus, etc...).
Como en todas las tecnologías, en la calefacción se intenta conseguir ahorro y confort. Ambas intenciones van de la mano, poder llevar el confort a cada rincón de una vivienda implica hacer mediciones de temperatura en zonas pequeñas y aplicar calor en ellas justo en la cantidad necesaria. Un exceso o defecto de energía provoca que la zona no sea tan confortable y, en el caso de que se consuma de más se producirá un gasto no necesario.
¿Cómo conseguimos entonces hacer más confortables las viviendas con domótica?
Como indicaba hace unas líneas, la idea principal es medir la temperatura en zonas pequeñas de la vivienda, es decir, zonificar para conseguir un control más efectivo.
Si montamos un sistema de radiadores con una caldera y ponemos únicamente un termostato en la zona de la casa desde dónde es más fácil activarla, no podremos tener mucho control de los equipos.
Una de las opciones que se toman es poner válvulas termostáticas en los radiadores. Con esto se consigue ahorrar un poco, pero no resulta tan fácil que toda la habitación tenga una temperatura óptima ya que estas válvulas están montadas en el mismo radiador.
Buscar la ubicación correcta para un termostato o sonda de temperatura requiere un poco de estudio por parte del instalador. Debe estar alejado de la fuente de calor principal, lejos de ventanas y de la influencia de la luz del sol, en una zona donde se pueda tomar una medida que coincida con la temperatura media de la estancia.
Este es uno de los pasos a dar, luego hay que decidir el sistema de activación de cada zona (válvulas proporcionales, todo-nada, sistemas de control lineal, integral-proporcional, etc.).
Por último viene el sistema de control de la producción de calor. Esto permite decidir si la caldera, bomba de calor, etc. deben ponerse en marcha a pleno rendimiento, con válvulas mezcladoras, modificando la temperatura de impulsión, a través de depósitos de inercia, etc.
Toda esta serie de decisiones a tomar, pueden permitir que una vivienda gane un alto grado de confortabilidad permitiendo un gran ahorro energético.